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martes, 6 de octubre de 2015


Soy Valentina
Solo una persona que escribe, poesías, cuentos, textos,
tratando siempre de que lo sale de mí, llegue al corazón
de los que leen.
Lo que escribo hoy; tratando lo mismo, llegar a sus corazones,
no es un cuento es un hecho real basado en la más cruda violencia.
Imaginen esta situación, pensando en los niños que conocen y forman parte de sus propias vidas, hijos, sobrinos, nietos, amigos, vecinitos,
Barrio humilde, difícil, Tres niños jugando en la vereda… jugando como juegan los niños con su inocencia, inconscientes ante el peligro.
Un auto que para, hombres que bajan y se los llevan, los dos más grandecitos que ven el peligro se quedan quietos librados a su suerte, el más pequeño que cree que existen los héroes salvadores se revela, indignados los hombres, lo muelen a golpes, así lastimado con costillas quebradas y otras heridas lo obligan a vender drogas entre la gente que parece ciega o mira para otro lado y no ve a un niño lastimado.
Así pasa casi todo un día al servicio de estos parias, hasta que por obra de Dios, el destino un milagro no sé cómo llamarlo, llega un superman que lo salva y se lo lleva.
Y yo pregunto, si esto no hubiese pasado, si ese niño muere en la calle trabajando como un robot descartable, que importa para ellos, si muere hay cientos más que pueden hacer lo mismo.
Este niño que tiene un nombre y es hermoso, está herido, pero a salvo, porque alguien le prestó atención en el momento justo.
Cuantos niños en la misma situación podemos salvar si todos los adultos ponemos un poco de atención. Cuando hay un niño en la calle no miremos hacia otro lado, la violencia en contra de los niños es cada vez más feroz.
Espero que luego de leer este hecho seamos varios los que podamos hacer, con un grano de arena una montaña de conciencia y gritemos antes quienes corresponda…jamás un niño más lastimado y ultrajado en la calle.



















Texto original de Valentina Landa .-03  de octubre de 2015

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