La lluvia y vos.
Las gotas caen y golpean,
transparentes, frías,
descontroladas, insensibles,
casi tan bellas como la vida
y tan indómitas como el amor.
Otro día de lluvia gris acá,
otra noche de lágrimas rojas
caminando por las solitarias
calles de mi insensible y triste
ciudad, solo… con mi agonía.
Revelo en el amanecer
las dudas que me distraen,
que me separan de mi propia
y única verdad… no hay
un día sin tu voz en mí.
Tomo las dudas, las mezclo
en un solo movimiento con
mis rojas lagrimas, las frías gotas
mis eternas agonías, las uno y
de un solo golpe las hundo en mí.
El sol me abraza poniendo en mí
todas las caricias de tu hermosa boca
y camino. Camino sobre tus formas
inundándote de mi amor y mis
extrañas pasiones animales.
Camino dejando atrás
los dolores, las agonías,
las rojas lágrimas
todo para encontrarte
todo para tenerte.
Nubes, nuevas gotas,
lluvia, tormenta, frío.
Pero ya no importa,
ya no hay agonías,
solo esta tú alma en mí.
Diego Hernán Raquita
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