Copiloto.
Desde el asiento del
copiloto,
veo pasar la vida como un
paisaje
que se repite una y otra
vez,
no tomo nunca el volante,
jamás podré ser el chofer.
Desde mí controlado rincón
veo pasar mi dolor y mi
pena,
dejando que se apoderen
de la dirección,
llevándome
por la más obscura tentación.
Abro la ventanilla,
dejando
entrar en mí el último
suspiro,
emanado por mi triste
soledad
y la vaga ilusión de
tenerte acá,
de saberte tan mía como mi
debilidad.
El camino se mezcla con la
única
imagen que jamás se
desvanecerá,
desplegó mis alas, me
elevo,
tomo el control del aire, desaparezco,
convirtiendo mí tumba en
cielo.
Entonces la vida es mía, la
respiro,
la convierto en realidad,
mi realidad.
El mundo es solo para los
que saben,
los que pueden y quieren pisarlo,
mi cielo es solo para
vivir sin penar.
Diego Hernán Raquita
17-11-2012 Buenos
Aires, Argentina
COPYRIGTH 2012.- DERECHOS
RESERVADOS DEL AUTOR.-