El
yo
Siempre
metido dentro de mi cueva
impoluta
limpia de males y malhechores
blanca
y casi perfecta.
Siempre
un loco sin cura
que
no hacia nada para el
todos
pedían, exigían,
agachado
lo daba, lo hacia.
Siempre
soñando dentro
en
su propio mundo,
en
su propia vida
que
solo para el existía.
Exploto...
no dejo cabeza sana
ni
historia viva... todo
absolutamente
todo lo voló.
Fue
el dueño de la lastima.
Ahora
si enloqueció,
ahora
si no es normal,
bueno
nunca lo fue, pobre...
así
hablaban y el partió.
Se
entrego a las calles
pero
por sobre todo
a
sus letras esos poemas
que
siempre invaden su alma.
El
tiempo no importaba
ni
la cama, ni el clima,
ni
el hambre, ni la sed,
si
había dolor o perdón.
Caminar
con un lápiz de bastón,
un
cuaderno de mapa,
y
millones de letras
como
armadura.
Escribió
y se alejo cada vez mas
ya
no era real... su realidad,
pero
un día el cielo lo aplasto
le
metió una estrella en cada ojo.
Lo
sentó en una nube,
le
mostró el mundo,
lo
convirtió en ángel,
lo
vistió de alas des todos los colores.
Ahora
el cuida las letras de su amada
y
al oído le dice versos hermosos
solo
para ella, su mas loco amor.
El
escribe con tinta de nube
sobre
el gran papel celeste
con
tanta alegría y felicidad
que
ya jamas nadie le tendrá lastima.
Diego
Hernán Raquita
24-09-2015
Buenos Aires, Argentina
COPYRIGTH 2015.- DERECHOS
RESERVADOS DEL AUTOR.-
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